viernes, 23 de diciembre de 2016

CHIPIRÓN DE POTERA



Como bien dice el titulo esta entrada se la voy a dedicar al chipirón de potera, pero no a su pesca (que tan buenos momentos y noches enteras me hizo pasar), sino de su uso del mismo como cebo para pescar en playa. Es un cebo perfecto, utilizándose el mismo día de su captura o al día siguiente, conservando esos destellos de fósforo que tiene por todo su cuerpo, evitando el contacto directo con agua dulce… vuelve loco hasta el pez más receloso.  Es un cebo muy versátil, pueden entrar una gran variedad de peces  a él.  Este verano, lo usamos con bastante frecuencia y la verdad que noches donde la navaja fresca, americana, sardina… entre otros cebos (ya que nos gusta llevar siempre variedad) estaban fallando, era poner una pequeña tira de chipirón y no tardaba en sucederse la picada. No siempre se puede disponer de él para una jornada de pesca, ya que tiene que coincidir que esa noche o la anterior esté propicio para su pesca y a su vez para pescar en playa.

Excepto el aligote que fue capturado con navaja, el resto se pescó todo entre Borja y yo con solamente 2 chipirones, mas las sueltas de otra raya y otro par de furagañas. (la de arriba la pobre salió sangrando, no se pudo librar..)


Es un cebo que por poca cantidad que se ponga en el anzuelo, aguanta muy bien las mordeduras de la morralla, incluso con la misma tira podemos realizar más de un par de lances. Si  lo tuviese que calificar con una palabra seria INFALIBLE. Nada que ver con chipirones elaborados ni congelados previamente… la misma escarcha que coge del congelador ya estropea ese toque de fósforo brillante que es lo que más pueden reclamar  los peces de este codiciado cefalópodo.

 





Otras 2 del verano con Borja, si mal no recuerdo amaneciendo de domingo, mientras  otros están de after nosotros seguimos paseando por la rexa sin perder de vista las cañas. (aunque también tendría unas cuantas anécdotas de after precisamente no por la rexa que me daría para otro blog… jajaja)




Últimamente estoy algo ocupado, espero no poder tardar en actualizar una entrada con pescado reciente. De momento me tendrá que servir saciar mi sed de pesca con alguna que otra foto caduca. 


Un saludo y buena pesca.

domingo, 18 de diciembre de 2016

CAPTURAS INESPERADAS



Un 30 de diciembre, una playa del occidente Astur, luna en fase creciente casi llena reflejaba su silueta en pleno mar, 2 metros de mar de fondo y un frio de aupa…
Todo se encontraba en contra de capturar esta especie… que gusta de aguas más tranquilas y cálidas.
Una noche en principio aburrida, sin picada alguna… hasta que intuyo que algo merodea de forma sigilosa la exquisita navaja que tenía preparada de menú.
Caña en mano, me decido a arrearle un buen tirón… y vaya… si que traía algo, pero… que raro… esto cabecea demasiado, ¿será una lubina prendida por el labio y viene sin mancar? O quizás viene robada y por eso estaba dando tanta guerra… Se me pasaron por la cabeza multitud de posibilidades.
Una vez cansada la pieza, no me lo puedo creer, ¿una dorada el último día del año?
En principio pensé que se trataba de una alucinación. Será un sargo con complejo doradil que había salido de foryú todo maquillado dispuesto a darlo todo esa noche!
Fuera bromas… me pareció una captura insólita y para nada esperada.
De la pelona que estaba cayendo regresamos al coche con los labios rotos del frio, pero aún asi, con un muy buen sabor de boca.


Vamos con otra historieta… Aún más antigua que esta.
Me estaba recuperando de 2 fracturas de muñeca debido a una mala caída, todavía estaba en rehabilitación y con dolores, pero las ganas de pescar pudieron conmigo.
Esta vez fuimos Josito, Borja y yo a una playa de bolos, piedras por doquier y una gran colada de plomos perdida…
De cebo llevamos sardina… más bien parrocha.
A cada lance venían prendidas del anzuelo pequeñas barbadas que eran poco más del tamaño del cebo. Estábamos los 3 cansados de tanto alevín estropeándonos el cebo… pero… de repente mi caña se puso en escuadra soltando hilo.
Una picada un tanto rara… no parecía que se tratase de un pez, sino más bien una oclada de 4 kilos arrastrándome el aparejo mar adentro.
Después de un buen rato, mi muñeca resentida, dolorida y ya casi abierta, puse en seco ésta patarroxa que justo llegar a la rexa se desprendió del anzuelo dejando al descubierto una de las pequeñas barbadas que no paraban de engullir la sardina.

 


Parece ser que esta tragó bien, me imagino que la muerte del anzuelo estaría visible y sin quererlo estaba pescando al vivo. 
Toda una sorpresa cuando los 3 vimos lo sucedido, la verdad que nos reimos un buen rato.

Sin extenderme más, os deseo una feliz navidad y buena pesca para todos.

Pablo