Un 30 de diciembre, una playa del occidente Astur, luna en
fase creciente casi llena reflejaba su silueta en pleno mar, 2 metros de mar de
fondo y un frio de aupa…
Todo se encontraba en contra de capturar esta especie… que
gusta de aguas más tranquilas y cálidas.
Una noche en principio aburrida, sin picada alguna… hasta
que intuyo que algo merodea de forma sigilosa la exquisita navaja que tenía
preparada de menú.
Caña en mano, me decido a arrearle un buen tirón… y vaya… si
que traía algo, pero… que raro… esto cabecea demasiado, ¿será una lubina
prendida por el labio y viene sin mancar? O quizás viene robada y por eso
estaba dando tanta guerra… Se me pasaron por la cabeza multitud de
posibilidades.
Una vez cansada la pieza, no me lo puedo creer, ¿una dorada
el último día del año?
En principio pensé que se trataba de una alucinación. Será
un sargo con complejo doradil que había salido de foryú todo maquillado
dispuesto a darlo todo esa noche!
Fuera bromas… me pareció una captura insólita y para nada
esperada.
De la pelona que estaba cayendo regresamos al coche con los
labios rotos del frio, pero aún asi, con un muy buen sabor de boca.
Vamos con otra historieta… Aún más antigua que esta.
Me estaba recuperando de 2 fracturas de muñeca debido a una
mala caída, todavía estaba en rehabilitación y con dolores, pero las ganas de
pescar pudieron conmigo.
Esta vez fuimos Josito, Borja y yo a una playa de bolos,
piedras por doquier y una gran colada de plomos perdida…
De cebo llevamos sardina… más bien parrocha.
A cada lance venían prendidas del anzuelo pequeñas barbadas
que eran poco más del tamaño del cebo. Estábamos los 3 cansados de tanto alevín
estropeándonos el cebo… pero… de repente mi caña se puso en escuadra soltando
hilo.
Una picada un tanto rara… no parecía que se tratase de un
pez, sino más bien una oclada de 4 kilos arrastrándome el aparejo mar adentro.
Después de un buen rato, mi muñeca resentida, dolorida y ya
casi abierta, puse en seco ésta patarroxa que justo llegar a la rexa se
desprendió del anzuelo dejando al descubierto una de las pequeñas barbadas que
no paraban de engullir la sardina.
Parece ser que esta tragó bien, me imagino que la muerte del
anzuelo estaría visible y sin quererlo estaba pescando al vivo.
Toda una sorpresa cuando los 3 vimos lo sucedido, la verdad
que nos reimos un buen rato.
Sin extenderme más, os deseo una feliz navidad y buena pesca
para todos.
Pablo
Muy guapa la dorada, con el frio que hace sois unos campeones pasar una noche, pero la pesca tiene eso.
ResponderEliminarEn cuanto a la pataroxa, un consejo de pescador, según comentas estabas pescando al vivo, poca gente pesca con barbada viva, y posiblemente para pescar de noche es uno de los mejores cebos que hay una barbada pequeña es la bomba para pescar de noche. Ya veras los resultados.
Un saludo.
Gracias Ivan, la verdad que sin quererlo, resultado dió. Lo tendré en cuenta para proximas salidas. Gracias por el consejo y por estrenar los comentarios del blog ;)
EliminarUn saludo y buena pesca!